Que la invención del ajoblanco sea anterior al gazpacho y al salmorejo es evidente, básicamente porque en España no había tomates hasta que Cristóbal Colón pisó las Américas. Desde hace casi dos mil años se preparan gazpachos y sopas de pan mojado en Andalucía, pero fue la proliferación de almendrales en el sur de nuestro país lo que cambió la historia de este plato milenario. Posiblemente haya cumplido dos mil años de edad.

Aunque tenemos constancia de que la almendra es un fruto muy utilizado por los musulmanes, se tiene constancia de que en la Hispania romana ya se empleaba este fruto. Principalmente era utilizado en la elaboración de platos de clases altas, por lo que se ha podido a llegar a situar hipotéticamente en esa cocina, y no en la cocina de Al Ándalus como se puede llegar a pensar.

El ajoblanco ha ido pasando de generación en generación como un plato popular, de aquellas clases menos pudientes que mojando pan y aderezándolo con vinagre podían paliar el hambre. Ha estado presente en algunas estancias de El Quijote y también tuvo un papel muy importante tras la Guerra Civil Española, ya que debido a su sencillez evitó que muchas personas murieran de hambre.

A continuación os mostramos los ingredientes necesarios y como llevar a cabo su elaboración.

Ingredientes:

  • 200 gramos de almendras crudas
  • 2 dientes de ajo
  • 1/2 barra de pan duro (aproximadamente 100 gramos)
  • 1 litro de agua
  • 1/2 taza de aceite de oliva
  • 1/4 taza de vinagre de jerez
  • sal al gusto

Instrucciones:

  1. Remoja el pan duro en agua durante unos 10 minutos hasta que se ablande.
  2. En un mortero o procesador de alimentos, muele las almendras y el ajo hasta que se forme una pasta suave.
  3. Agrega el pan remojado y continúa moliendo hasta que se incorpore a la mezcla de almendras y ajo.
  4. agregue el agua poco a poco mientras sigues mezclando hasta que se forme una sopa homogénea.
  5. Agrega el aceite de oliva y el vinagre de jerez y sigue mezclando hasta que todo esté bien incorporado.
  6. Prueba la sopa y agrega sal al gusto.
  7. Deja enfriar en la nevera durante al menos 1 hora antes de servir.
  8. Al servir, puedes decorar con un chorrito de aceite de oliva y algunas almendras picadas.

¡Y listo! Ya tienes tu delicioso ajoblanco para disfrutar en un día de calor. ¡Buen provecho!

Deja un comentario

Deja un comentario