Andalucía ha logrado reducir el consumo de benzodiacepinas en un 2,5% durante el año 2023 respecto al consumo registrado el año anterior, lo que supone que alrededor de 78.000 personas han dejado de utilizarlos. Más de un millón de andaluces toman benzodiacepinas, es decir, que una de cada 10 personas en Andalucía es consumidora crónica de estos fármacos, la mitad son mayores de 65 años y siete de diez son mujeres.

La Junta ha destacado en un comunicado que ocho de cada diez personas que intentan dejar de tomar estos fármacos lo consiguen, con mayor o menor dificultad.

El uso de las benzodiacepinas solo está indicado en crisis de ansiedad cuando sea necesario el control de los síntomas, o en casos de insomnio grave, si interfiere con la vida cotidiana. Aun así, su uso no debe extenderse más de dos a cuatro semanas ya que está demostrado que estos medicamentos solo son útiles durante un tiempo determinado y que, una vez transcurrido, dejan de producir el efecto deseado, y producen riesgos asociados a su consumo e incrementa el riesgo de accidentes, caídas y el deterioro cognitivo. Además, producen tolerancia y dependencia, por lo que su balance beneficio/riesgo a medio y largo plazo es desfavorable.

La Consejería de Salud y Consumo, y el Servicio Andaluz de Salud, con la colaboración de la Escuela Andaluza de Salud Pública, puso en marcha en 2022 el programa ‘BenzoStopJuntos: Vivir sin Tranquilizantes es Posible’, una iniciativa que tiene como principal objetivo concienciar a la población que consume benzodiacepinas de manera crónica para problemas para los que realmente no están indicados, como pueden ser la ansiedad leve y puntual o insomnio ocasional. Los fármacos de mayor consumo son lorazepam, lormetazepam bromazepam, alprazolam o zolpidem.

‘BenzoStopJuntos’ se desarrolla también en colaboración con el Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (Cacof), y cuenta con el apoyo de sociedades científicas, consejos de colegios profesionales, así como con la implicación directa de profesionales de atención primaria y hospital, y de las oficinas de farmacia comunitarias, con el fin de mejorar el conocimiento sobre las benzodiacepinas y sus alternativas, fomentar su buen uso y disminuir los riesgos derivados de su consumo continuado.

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