En el término de Aznalcázar, el río Guadiamar, a su paso por el vado de Quema, adquiere un papel clave en la tradición peregrina rociera. Un paso que ahora atraviesa una sequía extrema, situación ante la cual la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) está estudiando el llenado de su caudal con vistas al Rocío del próximo año, haciendo posible el cruce de los peregrinos y de sus animales.

El paso de Hermandades por el vado de Quema tiene su origen en las primeras peregrinaciones de devotos a la Aldea del Rocío, cuando incluso no se habían constituido las Hermandades como tal. Actualmente el Vado de Quema, es paso obligado de 51 Hermandades y 10 Asociaciones Rocieras.

La CHG ha explicado al Diario de Sevilla, según informan desde este medio, que tal petición ya se realizó el año pasado, «cuando también estábamos en sequía», aunque a nadie escapa que la situación se ha agravado desde entonces con la falta de lluvias. Advierten, sin embargo, que «aún no se ha decidido nada, estamos en estudio, pues la solicitud la hemos recibido este miércoles».

La Confederación explica que el agua vendría del embalse del río Agrio, que se encuentra al 70% de su capacidad. «No está en alarma por sequía y sus recursos hídricos no se destinan al consumo humano», apuntan a dicho medio. Para mayo hay previsto dos desembalses. Uno de ellos para los agricultores, de la que se beneficiaría este enclave tan rociero. «Sería posible siempre que coincidan la fecha de ese desembalse con la romería», señalan desde la CHG.

Sólo en dos ocasiones las hermandades han prescindido del paso por el vado. La primera vez fue en 1998, tras el desastre de la mina de Aznalcóllar, que impregnó la zona de lodo, imposibilitando el cruce de los peregrinos. La segunda fue en 2016 como consecuencia de las fuertes lluvias que hacían de nuevo imposible el paso por el vado del Quema.

El recrecimiento de la presa del río Agrio

En abril de este año 2023, la CHG hico público que el estudio de alternativas del proyecto de construcción del recrecimiento de la presa del río Agrio es una de las intervenciones destacadas para la mejora ambiental de la zona.

Para la rehabilitación ambiental del río Guadiamar, una de las zonas más afectadas por la rotura hace ahora 25 años de la balsa minera de Boliden en Aznalcóllar, la CHG ha ejecutado por importe de 582.520 euros un proyecto de restauración de 2,25 kilómetros de la ribera del río y de conexión de 56 kilómetros del cauce para el paso de la ictiofauna, lo que ha supuesto una mejora considerable para especies piscícolas amenazadas, como la anguila. Esta actuación se enmarca en los objetivos del Fondo de Restauración Ecológica y Resiliencia (FRER).

Por otro lado, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir elabora el estudio de alternativas como paso previo a la redacción del proyecto de construcción del recrecimiento de la presa del río Agrio, ambas actuaciones con un importe de 1.316.961 euros y que tienen una especial importancia para la protección y preservación de Doñana.

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