La Junta de Andalucía ha puesto en marcha nuevas estrategias de gestión forestal para hacer frente a los efectos del cambio climático. Estas medidas, basadas en el conocimiento científico-técnico y la planificación, buscan garantizar la supervivencia de los recursos naturales más estratégicos. Según la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente, las cuadrillas forestales ya aplican tratamientos de adaptación climática destinados a transformar progresivamente el paisaje “no para alterar su esencia, sino para asegurar su supervivencia”.

La administración autonómica ha situado la gestión forestal adaptativa como eje de su política frente al cambio climático, ante un escenario marcado por sequías, aumento de temperaturas e incendios más frecuentes. El director general de Política Forestal y Biodiversidad, Juan Ramón Pérez Valenzuela, ha recordado que el monte mediterráneo es especialmente sensible, pero también clave para conservar la biodiversidad y regular el agua.

Las actuaciones incluyen la disminución de densidades forestales para mejorar el reparto de agua, diversificación de especies, refuerzo de la regeneración natural y retirada selectiva de árboles en zonas de riesgo. Estos trabajos se desarrollan en sierras como Cazorla, Sierra Morena, Los Alcornocales o Baza.

Todas estas medidas se enmarcan en el Plan Forestal Andaluz 2030, que recoge las principales líneas estratégicas para adaptar las masas forestales al nuevo contexto climático. Además, se ha reforzado el seguimiento mediante sensores remotos, imágenes satelitales y modelos predictivos que permiten monitorizar parámetros como la humedad del suelo o el índice de vegetación.

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