En el principio fue el trueque. Y todo lo que vino después no fue más que intentar poner un cierto orden a las transacciones, tan antiguas como los negocios entre hombres y mujeres.
El dinero. Que todo lo compra y por el que todo se vende. La acumulación, el ahorro, la riqueza… El valor que le damos al dinero.
Pero hay otra cara de la moneda. Que en cada punto cardinal de Andalucía recibe un nombre: ‘pita’, ‘justa’, ‘arkito’, ‘zoquito’… o ‘illa’. Es el dinero alternativo.
De lo digital a lo físico
Pocas veces antes una moneda social había dado el paso de lo digital a lo físico, convirtiéndose en billetes para llevarla en la cartera o en ese suelto que llevamos en los bolsillos. Es así como traspasa las fronteras del barrio en el que nace para convertirse en una iniciativa pionera y aún más ambiciosa.
En las ocho provincias andaluzas circulan monedas que pretenden cambiar la realidad desde su entorno más inmediato. Pero la moneda ‘illa’ va un paso más allá. Como moneda social, se utiliza desde hace dos años en el mercado de La Candelaria, en Los Pajaritos: el segundo barrio más pobre de España. Y aunque lleva todo este tiempo en circulación, hasta ahora sólo funcionaba con una aplicación móvil de blockchain, es decir, la misma tecnología que utilizan las criptomonedas.
Sin embargo, si es noticia estos días es porque ha dado el salto de lo digital a lo físico, imprimiéndose en forma de billetes y acuñándose en monedas para utilizarse, también, en las casetas de la Feria de Sevilla.
La moneda de Los Pajaritos
La empresa promotora de la moneda se llama ‘Comunitaria’ y la ha desarrollado a través de su iniciativa de responsabilidad social corporativa. Y en estos dos años que lleva funcionando, ‘Illa’ ha sido premiada por Unicef y por la iniciativa Horizonte H2020 de la Unión Europea.
«Nuestro propósito principal era evitar que las donaciones se fueran a las grandes superficies y sus cheques prepago», explica Miguel Prados, director ejecutivo de ‘Comunitaria’, en el último podcast de Hablando en andaluz. «Lo que nosotros llevamos haciendo estos dos años es evitar que ese capital salga del barrio y se quede circulando dentro del barrio. Los receptores de las donaciones tienen la moneda digital en su móvil y, con ella, compran en el comercio local, generando riqueza en el barrio y generando puestos de trabajo. Es un proceso mucho más sencillo, más transparente y más económico que el de los cheques prepago».
‘Illa’ no es una moneda que se utilice para hacer negocios, pero sí para formalizar transacciones cotidianas, como la compra de alimentos, la adquisición de ciertos productos o el aprovechamiento de algunos servicios. Pero, en cualquier caso, lo más importante es que, cuanto más se use, más recursos económicos aporta a familias en situación vulnerable. Por ejemplo, los productos frescos del mercado local de La Candelaria los podemos pagar con Illas y, de esta forma, evitamos que el dinero de las donaciones acabe en tarjetas prepago de los grandes supermercados internacionales. Porque, en este caso, se canalizan a través de ONGs como Cáritas. Y es así como se busca favorecer al mercado local, crear empleo y aportar alimentos saludables a la dieta de las familias del barrio.
«Hemos conseguido que el uso de la aplicación sea extremadamente sencillo», apunta Prados. «Si sabes manejar whatsapp, sabes manejar la aplicación. Y así es como hemos ayudado ya a cien familias y hemos aumentado los ingresos de los comercios del mercado de La Candelaria».
Identificación cultural
Como mecanismo de pago es tan seguro, eficiente y transparente como cualquier otro. Pero, realmente, lo que buscan este tipo de monedas sociales no es sólo eso, sino también una forma de identificación cultural; «que sean tangibles, que las puedas tocar y puedas verlas», insiste el responsable de ‘Comunitaria’. Por eso, a la hora de imprimir y acuñar esta moneda, se ha pedido la colaboración de artistas locales y de vecinos del barrio para diseñar los billetes de papel y las propias monedas.
«Aunque la aplicación digital tiene muchísima penetración -más del 95% la puede usar ahí-, hay un 5% que ni siquiera tiene un teléfono móvil, porque son inmigrantes o, simplemente, no tienen siquiera acceso a estos productos tan básicos», explica Miguel Prados.
No todas valen lo mismo. De hecho, se han ideado billetes y monedas por valor de una illa, dos illas y cinco illas. Por ejemplo, el billete de una illa lo han pintado la artista Ángela Mena y un alumno del colegio Victoria Díez. Y el billete de dos illas lo ha pintado el sevillano Chema Rodríguez. Pero hay, además, un billete de cinco illas diseñado por uno de los criptoartistas más afamados a nivel mundial, Javier Arrés. Por cierto, las obras originales se han puesto también a la venta en formato NFT.
Feria de Sevilla
«También tiene un propósito monetario», añade Miguel, «y es que, cuando te quedas con un billete físico, estás comprando a valor nominal la impresión. O sea, que ahí hay un beneficio para el ecosistema. Eso lo he visto en muchas ferias de monedas. Por ejemplo, canjeas diez euros para comprar fruta o una cerveza artesana del mercado local y guardas el billete de recuerdo. Ése es un ingreso que has hecho a la circulación de la moneda, pero no has hecho un gasto».
Esta semana se promueve su uso en una de las celebraciones más importantes de Andalucía: en la Feria de Sevilla. «La ‘illa’ nace en el barrio de Los Pajaritos, pero tiene una misión global en la ciudad. Queremos que sea una moneda de Sevilla. El nombre lo votó la gente de ‘illa’, pero dentro de un par de años puede tener una impresión en el barrio de Torreblanca, o en el barrio del Vacie, o en el distrito Norte. La moneda es incluyente y no excluyente. Y me gustaría que ‘illa’ fomentara el comercio local, que la gente volviera a comprar en su barrio gracias a este sistema de promoción. Queremos que ‘illa’ sea la moneda social que desde Sevilla promueva el comercio del barrio en los once distritos que tiene la ciudad», concluye Prados.