Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga. EA.

Andalucía ha sufrido este verano un repunte en la agresiones a los médicos andaluces, alcanzando «unos niveles alarmantes», se lamenta el Sindicato de Médicos Andaluces. Málaga ha sido la provincia más afectada por esta lacra, donde se han sufrido en varios de sus hospitales más de cinco agresiones entre junio y agosto de 2023.

Hospital de la Victoria, el más afectado

En concreto, el pasado 2 de junio una pediatra era amenazada de muerte por el padre de un menor ingresado en la UCI del Hospital Materno Infantil. Ese mismo día, en el Hospital Virgen de la Victoria, una enfermera recibía un puñetazo que la hacía caer al suelo. El lunes 31 de julio un paciente amenazaba con un arma blanca a la médica que lo atendía en las urgencias del hospital Virgen de la Victoria.

Una paciente llegó a agredir en 24 horas a dos facultativos los días 31 de julio y 1 de agosto en los hospitales Costa del Sol y Virgen de la Victoria. Los días 13 y 14 de agosto, una médica embarazada fue agredida en dos ocasiones consecutivas, cayendo al suelo como consecuencia de un empujón en la segunda de ellas. El 19 de agosto, en las urgencias del Hospital Regional de la misma ciudad, dos individuos amenazaron de muerte a un médico y protagonizaron una reyerta cuando iban a ser detenidos por la policía.

La situación es particularmente preocupante en el hospital Virgen de la Victoria, cuya Junta de Personal va a iniciar una serie de concentraciones, la primera el próximo viernes 1 de septiembre, para exigir a la dirección del centro la implantación de medidas de seguridad efectivas.

Zonas de costa, lugares con más agresiones

Las zonas de costa tienden a presentar un repunte de las agresiones en verano, según expresa el Sindicato. También en Huelva se ha producido este fenómeno. El 4 de junio, dos mujeres agredían física y verbalmente a los miembros de los dos equipos médicos que se encontraban en ese momento en el centro de salud de Isla Cristina. El 16 de agosto, un médico de urgencias y un técnico de ambulancias eran agredidos en el ambulatorio de Matalascañas.

En la provincia de Almería, el lunes 21 de agosto un médico sufría un insulto y una bofetada por negarse a ordenar un traslado en ambulancia en el Centro de Salud de Aguadulce Sur, en Roquetas de Mar. En esta ocasión, el agresor fue condenado a una indemnización de 120 euros, una multa de un mes a cinco euros por día, una orden de alejamiento y una condena de cárcel de 8 meses. «Por desgracia, unas sanciones insuficientes que difícilmente disuadirán a futuros agresores», lamentan desde el Sindicato.

En la provincia de Granada se ha constatado un fenómeno similar, con numerosas agresiones este verano, algunas de ellas multitudinaria. En esta provincia, en el primer semestre del año se han producido, solo en el Distrito Granada-Metropolitano, 33 agresiones, 22 de ellas entre marzo y junio. En este Distrito se produjeron 47 agresiones en todo 2022, una cifra que al ritmo actual se verá ampliamente superada.

Provincias de interior

En la provincia de Sevilla, los datos oficiales muestran un incremento de las agresiones al personal sanitario de un 30% en el primer semestre del año, aunque el Sindicato Médico estima que al menos un tercio de las agresiones que se producen nunca se denuncian. La causa de este hecho es la ausencia de sanciones realmente efectivas a los agresores. El profesional que se expone a una represalia denunciando a su agresor, sufre un daño adicional cuando constata que la sanción es mínima o no se produce. 

En la provincia de Córdoba no se tiene constancia de agresiones físicas este verano, aunque, según constatan los delegados sindicales, las agresiones verbales son frecuentes y se producen en un ambiente de constante crispación.

En Bailén, en la provincia de Jaén, una agresión se produjo en un centro que contaba con solo tres facultativos de una plantilla de 11. El paciente no quería esperar su turno. «Por desgracia, la falta de recursos crea un caldo de cultivo en el que las conductas agresivas son más frecuentes, aunque muchas de ellas no están relacionadas con retrasos en la asistencia», explican desde el Sindicato.

«Desprotegidos ante los agresores»

Los trabajadores sanitarios aducen que se encuentran «desprotegidos ante los agresores» y que estos «no reciben una sanción realmente disuasoria». Así, exigen que se refuercen los equipos de seguridad en las áreas más conflictivas, llegando incluso a instalar arcos de seguridad. «Es necesario que se produzcan cambios normativos y jurídicos que permitan sancionar con más dureza a los agresores, en muchos casos reincidentes», piden.

«Por último, es imprescindible que la Junta proteja y ampare sin paliativos a los profesionales agredidos. Para ello debería realizar denuncias de oficio contra los agresores y adoptar medidas para que las agresiones verbales tengan la consideración de accidente laboral y de atentado contra la autoridad. Ambas consideraciones se ven dificultadas por incomprensibles trabas formales relacionadas con la acreditación de “lesiones psicológicas” en el profesional agredido», concluyen.

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