El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, aprovechó su mensaje institucional de Navidad, pronunciado esta Nochevieja, para reforzar su relato político de cara a las elecciones autonómicas previstas para 2026. El discurso funcionó como una reivindicación de gestión y como una defensa explícita de su modelo de convivencia, sustentado en la estabilidad, la moderación y la idea de mayoría suficiente.

Por primera vez, Moreno Bonilla dio el mensaje desde Málaga, concretamente desde la Delegación del Gobierno en la Alameda Principal, un edificio del siglo XVIII que Moreno evocó como símbolo de un momento de esplendor pasado, equiparable al presente. Desde allí, el presidente quiso proyectar la imagen de una Andalucía respetada fuera de sus fronteras y capaz de “hablarle de tú a tú a cualquier región de Europa”.

El jefe del Ejecutivo andaluz estructuró su intervención como un ejercicio de balance, tanto del año que terminaba como de una legislatura que concluirá en 2026. En su intervención sostuvo que la estabilidad ha sido el principal rasgo de Andalucía en los últimos años y la presentó como una condición indispensable para superar la pandemia, afrontar la inflación y mantener la convivencia política. A su juicio, ese clima de serenidad ha permitido crecer durante siete años por encima de la media española, encadenar 55 meses de descenso del paro interanual y alcanzar cifras récord de exportaciones e inversión extranjera, logros que vinculó directamente al bienestar y a las expectativas de futuro de la comunidad.

En uno de los pasajes con mayor carga política del discurso, Moreno defendió la aprobación puntual de los presupuestos como muestra de estabilidad institucional y justificó la decisión de no adelantar elecciones. Según explicó, aunque su gobierno contaba con margen para hacerlo, primó el interés general de los andaluces frente a cualquier ventaja partidista. En ese contexto, defendió el concepto de mayoría suficiente como base para gobernar, aunque insistió en que la convivencia exige algo más que números parlamentarios y pasa por la escucha y el diálogo con el adversario.

El presidente respaldó este planteamiento recordando que durante la legislatura se han aprobado más de un centenar de iniciativas por unanimidad y un total de 30 leyes, algunas de ellas impulsadas por la oposición. Este modo de entender la política fue presentado como una seña de identidad propia, a la que se refirió como la “vía andaluza”, subrayando que la existencia de una mayoría no ha sido, en su caso, un obstáculo para incorporar propuestas ajenas cuando las consideraba positivas.

El discurso también dejó espacio para detallar algunas de las principales líneas de actuación recogidas en los presupuestos de 2026, que entran en vigor el 1 de enero. Moreno señaló que permitirán contratar a más de 4.000 profesionales sanitarios y cerca de 3.500 docentes, avanzar en la gratuidad de las guarderías de 2 a 3 años, reforzar los cribados contra el cáncer y acometer la mejora de más de 1.000 kilómetros de carreteras. En materia de vivienda, destacó la entrada en vigor de la Ley de Vivienda de Andalucía y el aumento de la promoción pública, reconociendo expresamente que las cifras alcanzadas “no son suficientes”, aunque sí representan un avance respecto al pasado.

El tramo final del mensaje se centró en una reflexión más amplia sobre el clima político y social. Moreno alertó del riesgo de una polarización llevada al extremo, en la que, según advirtió, cualquier debate se interpreta en clave ideológica y el insulto se utiliza como una estrategia para generar miedo y silenciar opiniones. Frente a ello, defendió la moderación como vía para la convivencia y rechazó que se etiquete a las personas por sus ideas, su forma de vida o sus preferencias.

Dirigiéndose especialmente a los más jóvenes, sostuvo que en un contexto de enfrentamiento permanente “lo revolucionario es la tolerancia” y se comprometió a seguir trabajando en 2026 para mantener a Andalucía alejada de la división, con independencia de a quién se vote o cómo se piense.

Así, el mensaje navideño de Moreno, más allá del saludo institucional y las referencias propias de fin de año, dibujó con claridad el terreno político en el que el presidente pretende situarse en los próximos meses: una defensa cerrada de su modelo de estabilidad y convivencia como antesala de una campaña electoral que, en la práctica, ya ha comenzado.