El flamenco pierde hoy a una de sus voces más singulares y a un referente indiscutible de su historia. Antonio Fernández Díaz, Fosforito, ha fallecido a los 93 años, dejando tras de sí una trayectoria monumental que lo consagra como uno de los grandes maestros del cante del siglo XX.
Nacido en Puente Genil en 1932, Fosforito comenzó a cantar siendo apenas un niño, pero su nombre irrumpió con fuerza en el panorama flamenco en 1956, cuando arrasó en el I Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, donde obtuvo todos los premios convocados. A partir de aquel triunfo, su carrera tomó vuelo hasta llevarlo a los escenarios más prestigiosos y a codearse con las figuras más influyentes de su tiempo.
Durante las décadas de los cincuenta y sesenta compartió cartel y aprendizaje con artistas míticos como Pepe Pinto o Juan Valderrama, y acompañó a Manuela Vargas en una gira americana que lo llevó a recorrer la costa del continente en 1964 durante la Exposición Universal, junto al guitarrista Juan Habichuela, amigo y compañero inseparable de aquella aventura.
Convertido en referencia absoluta del cante jondo, Fosforito fue, junto con Antonio Mairena, cabeza de cartel de los grandes festivales flamencos de los años setenta. Su aportación al género no solo se mide en premios o actuaciones, sino también en su labor de recuperación y preservación de estilos tradicionales, entre ellos el Zángano de Puente Genil, sello identitario de su tierra.
Autor de sus propias letras y compositor para otros artistas, su huella también está presente en la obra de Camarón de la Isla, quien utilizó versos suyos en los inicios de su carrera. Su colaboración con Paco de Lucía dio lugar a una antología ya considerada histórica.
A lo largo de su vida recibió numerosos reconocimientos, desde el Premio Ondas en 1998 a su extensa trayectoria, hasta el galardón Pastora Pavón, el más alto reconocimiento que concede la Junta de Andalucía a los artistas flamencos, que estrenó con su primera edición en 1999.
Su nombre quedó definitivamente inscrito en la historia del flamenco el 11 de octubre de 2005, cuando recibió de manos del Gobierno andaluz la V Llave de Oro del Cante en el Teatro Cervantes de Málaga. Este prestigioso honor lo sitúa junto a figuras míticas como El Nitri, Manuel Vallejo, Antonio Mairena y Camarón.
La muerte de Fosforito deja un vacío inmenso en el flamenco, pero también una obra vasta, respetada y esencial, que seguirá iluminando el cante jondo para las generaciones futuras. Su voz, única y profunda, quedará para siempre como una de las más valoradas del arte andaluz.

