El pasado 21 de junio fue impartido el taller de La Prensa en Andaluz en Cádiz en el centro de día ‘La Caleta’, situado a pocos metros del Gran Teatro Falla. Uno de sus asistentes era Francisco Gómez Marchena, quien asentía con la cabeza cuando se hablaba en el taller del Grupo Joly y su vinculación con Andalucía. Gómez resultó ser un gran conocedor del Diario de Cádiz y no sólo como lector, ya que sus manos eran unas por las que pasaban los ejemplares antes de llegar a los kioscos.

¿Cómo era tu día a día repartiendo el Diario de Cádiz?

Yo solía comenzar a la una de la madrugada. Iba a recoger los periódicos a la imprenta y ahí comenzaba con el reparto. Había varias rutas y yo pasé por todas pero mi preferida era la de la provincia con la que paraba en San Fernando, Chiclana, Conil, Veger de la Frontera, Medina Sidonia, Barbate, Zahara de los Atunes, Tarifa, Algeciras y la Línea de la Concepción, donde también soltaba la carga de San Roque y Los Barrios.

¿Cuántos ejemplares solía transportar a diario?

Sería muy complicado hacerte la cuenta. Yo comencé repartiendo en una furgoneta Mercedes que se acabó quedando pequeña y por eso la cambiaron por una Renault Traffic que era casi el doble que la furgoneta con la que repartía. Ambas iban hasta arriba de periódicos.  Tan sólo para Ceuta yo llevaba 6 paquetes de 5 manos cada uno, y cada mano eran unos 25 diarios. Imagínate lo que iba para la provincia de Cádiz…

No se puede hablar de Cádiz sin hablar del Diario de Cádiz, ¿no?

Para nada, en absoluto. El Diario de Cádiz ha sido siempre el periódico de la ciudad por excelencia. Recuerdo que cuando llegaba alguna vez tarde a algún kiosko, el kiosquero nos decía que ya había ido gente a las 6 de la mañana o antes a por su periódico. Es una pena que ya no se consuma tanto periódico, pero yo he vivido en la época buena de la prensa de papel y era una auténtica barbaridad.

¿Cómo era repartir por las noches?

Las primeras veces era algo complicado hasta que te acostumbras. Yo me encontraba a camareros que iban camino de los bares para abrir y a la Guardia Civil. Había parejas de Guardias Civiles que me hacían ráfagas con las luces para que supiera que eran ellos y les sacaba un ejemplar por la ventana del coche (ríe).

Otras veces la relación no era tan buena porque nos multaban por dejar el coche mal aparcado para soltar periódicos. Había sitios en los que teníamos que lanzar los diarios sacando la mano y tirándolos por encima del coche porque no podíamos parar.

¿Cómo ha visto la evolución de la prensa de papel hacia la digital?

Entiendo que todos los cambios son positivos para el lector. Yo no consumo información por internet, soy de los que le gusta mancharse las manos de tinta (ríe). Siempre he sido consumidor de prensa en papel y si muchos supieran el trabajo que hay detrás de cada periódico que hay en el kiosco, lo valorarían más.

José Carlos González

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