En muchas ocasiones (demasiadas) podemos caer en estereotipos fijados en nuestro inconsciente a la hora de entender y analizar el futuro del periodismo y los nuevos canales utilizados a la hora de informar. Casi instintivamente, asignamos formatos de medios de comunicación siguiendo, casi como único criterio, la franja de edad en la que se encuentra el público receptor del mensaje. De esta forma, presuponemos que los jóvenes utilizarán los medios digitales para informarse, dejando para el público más adulto los formatos tradicionales (prensa escrita, televisión o radio). Pero, ¿y si este razonamiento no fuera del todo acertado?

Esta fue, precisamente, la principal conclusión que extraje del taller La Prensa en Andaluz celebrado el pasado 27 de septiembre en el Centro de Participación Activa de Mayores de Lepe. Una charla amena con un grupo de personas mayores que no se resignan a quedar excluidos de la revolución que está suponiendo la irrupción de las Nuevas Tecnologías en el mundo de la comunicación.

Durante las más de dos horas de debate que compartimos en la localidad onubense, se trataron aspectos tan relevantes como el de estar bien informados para ser ciudadanos verdaderamente libres, o el del grado de intervención de la política en los quehaceres periodísticos. Me sorprendió la capacidad crítica de este grupo de mayores que aún tienen mucho que enseñar y aportar a nuestra sociedad.

La jornada de La Prensa en Andaluz en tierras onubenses continuó por la tarde en el Centro de Participación Activa de Mayores de Huelva ‘Mora Claros’, donde el debate y la participación fueron los verdaderos protagonistas. Un debate, por momentos acalorado, en los que se defendían dos formas bien definidas de consumir información y entretenimiento. Por un lado, se encontraban los defensores a ultranza de los contenidos de entretenimiento planteados en la parrilla televisiva de canales como Telecinco o Canal Sur. Por el otro, otros tantos que no quisieron desaprovechar la ocasión para conocer el nombre de medios de comunicación alternativos en la red.

Finalmente, la conversación derivó hacia una pregunta que muchos profesionales nos hemos planteado en algún momento: ¿Es el público el que pide contenidos de dudosa calidad periodística o son los medios de comunicación los que controlan sus gustos? El debate hubiese durado horas y no creo que hubiésemos llegado a ninguna conclusión.

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