Nos dicen los alumnos Palaciegos del CEPER Antonio Sánchez Galán que “cualquiera diría que en España no pasa nada bueno nunca, porque siempre están hablando de desgracias, de robos y de muertes”

Puede parecernos que es algo nuevo, pero desde siempre, las noticias negativas, los sucesos y crímenes han sido uno de los elementos más populares de los medios de comunicación.

¿Es buena esta obsesión por la corrupción que actualmente parece reinar en los medios? No lo es. Al menos, no tal y como se está dando actualmente.

La razón de esta negatividad informativa reside básicamente en dos motivos. El primero es que es más fácil informar de noticias negativas puesto que es sencillo encontrarlas y esto hace la tarea del periodista sea mucho más sencilla. Lo que repercute económicamente en el coste de la labor periodística.

El segundo de los motivos es que el público suele preferir este tipo de noticias, lo que, a su vez, alimenta al primer motivo. Desde el fondo del aula, una de nuestras alumnas nos dice que “todas las noticias son malas. Hay días que no veo el telediario porque no quiero ver tantas penurias”.

No podemos pedir que los medios ignoren ciertos temas, por ejemplo, la corrupción en las instituciones públicas. Sin embargo, lo que sí es posible hacer es dar a esas informaciones una utilidad. En vez de presentar a sus protagonistas como personas que han logrado estafar o engañar, sería beneficioso informar de las consecuencias negativas que tiene la corrupción o de los beneficios que tiene respetar las normas de la sociedad en la que vivimos.

Se trata de que las informaciones sean útiles a los lectores y los medios cumplan su función mejorando a la población.

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